Cirugía de divertículos en Mérida

Por lo general, la cirugía no resulta necesaria inmediatamente para el tratamiento de personas que padecen de diverticulitis aguda; no obstante, existen situaciones excepcionales en las que se vuelve inevitable. Una de estas situaciones es cuando se desarrollan abscesos, que son acumulaciones de pus, y el enfoque convencional de antibióticos no logra resolver la condición. En tales casos, la cirugía se convierte en una medida crucial. El propósito subyacente de esta intervención quirúrgica es prevenir la aparición de complicaciones severas, como la perforación de la pared intestinal o la peritonitis, una inflamación del revestimiento interno del abdomen. Estas complicaciones podrían dar lugar a una grave infección sanguínea, conocida como septicemia.

Incluso si otros métodos de tratamiento demuestran eficacia, la consideración de someterse a una cirugía puede ser prudente si un paciente presenta un absceso de considerable tamaño. Aproximadamente la mitad de las personas en esta circunstancia experimentan episodios recurrentes de diverticulitis en el transcurso de varios años, a veces con implicaciones graves para su salud. Con esta premisa, la opción quirúrgica podría presentar beneficios sustanciales.

¿Qué implica el procedimiento quirúrgico en cuestión?

La técnica quirúrgica más común para abordar diversas formas de enfermedad diverticular se denomina resección sigmoidea, también conocida como sigmoidectomía. El colon sigmoide representa la porción final del intestino grueso, ubicada justo antes del recto. Esta región es particularmente propensa a desarrollar divertículos debido a la presión ejercida durante la evacuación intestinal. La esencia de la cirugía radica en la eliminación del colon sigmoide y una sección menor del recto. Dado que los divertículos también pueden manifestarse en otras partes del intestino, eliminar todos resulta generalmente inviable. Tras la extirpación de la sección afectada del intestino, se procede a suturar los extremos restantes.

En la mayoría de los casos, este procedimiento se realiza mediante técnicas mínimamente invasivas, donde se insertan instrumentos a través de pequeñas incisiones en la pared abdominal, lo que se conoce como laparoscopia. No obstante, en algunos casos, es necesario recurrir a una incisión más amplia, lo que implica cirugía abierta.